Cuenta la leyenda que el rey Arturo sueña haber sido puesto sobre una alta rueda por una hermosa mujer. Ella le pregunta qué quiere ver en la rueda del destino, a lo que él responde: el mundo entero, para poder dominarlo. Entonces ella empuja la rueda que al girar hace caer al rey y le dice: “por la naturaleza ambiciosa del ser humano todos han de conocer el sabor del polvo.”
El mensaje tiene que ver con que la realidad está en perpetuo movimiento, se refiere la creación continua, al mundo del cambio y por tanto a la contingencia de lo perecedero.
La Rueda, figura central circular, es un símbolo solar en todas las religiones representa las fuerzas cósmicas en movimiento y el tiempo como proceso, es el eterno devenir de los ciclos sin principio ni fin, su rotación permanente es renovación.
Todo gira en torno un centro con una manivela. Un centro es, ante todo, el origen, el punto de partida para todas las cosas y simbólicamente representa al punto donde el cielo se manifiesta. La manivela gira en un solo sentido en señal de que el tiempo no retrocede, el pasado es inmodificable.
Es una de las láminas de los Arcanos Mayores donde no hay representadas figuras humanas. Podemos ver tres animales: en el lado izquierdo de la rueda, un animal color carne que desciende, representando la parte más instintiva y primaria del ser humano, aquella que nos puede hacer bajar a las profundidades; en el lado derecho, el animal amarillo que asciende representa al intelecto que aspira a evolucionar y en la parte superior encontramos al tercer animal, este último es de color celeste y por lo tanto conectado con lo celestial, con lo divino. Lleva una capa roja en forma de corazón, sosteniendo una espada sobre su corazón y apuntando hacia el cielo, representando así la vía emocional como camino hacia la sabiduría.
La rueda está soportada por dos vigas simbolizando los dos principios: el activo y el pasivo, símbolos de las fuerzas constructivas y destructivas de la naturaleza, las cuales se apoyan sobre una base firme en señal de solidez. La base está apoyada sobre un océano representando la movilidad perpetua. El agua (emociones) está “trabajada”(rayada) indicando que el trabajo emocional está presente.
La lámina X del Tarot representa así mismo las tres clases de épocas cósmicas según la dinámica de los Signos zodiacales: Cardinal, Fijo y Mutable.
Representa las alternancias de la suerte, la dicha o la desdicha, las fluctuaciones, la ascensión y los riesgos de la caída. Es una carta dinámica, de movimiento y es una de las cartas que puede indicar viajes en la tirada. Su forma circular y su manivela, nos indica cambios.