El ser humano como habitante del universo, en particular del sistema solar, está sujeto a ciclos, en los que participan además el Sol la Luna y las posiciones los planetas. Pero el Sol y la Luna son los más importantes, ellos estructuran nuestros días, nuestras noches y nuestro calendario. Nuestra vida depende de esos dos principios. El Sol en su recorrido anual va marcando las estaciones y la Luna con un ciclo de algo más de 28 días, es el astro que más cambia en el cielo y, por pasar por fases, el que le sugirió al hombre la idea de lo mutable de las cosas terrenas.
La Luna nueva es el comienzo del ciclo lunar de cuatro fases y se produce cuando la Luna y el Sol están juntos en un mismo Signo y grado zodiacal, aspecto que los astrólogos llamamos conjunción.
La Luna cubierta por el disco solar no se ve en el cielo, por esa razón también es llamada Luna negra, Luna invisible o Hécate, la diosa infernal. En esa fase el poder de desintoxicación del cuerpo estará en su punto más elevado. Es por eso que es un momento óptimo para abandonar hábitos nocivos, dejar costumbres molestas y desintoxicar el organismo.
Horas después de la Luna nueva, comienza la Luna creciente, en este período de casi dos semanas todo lo que se le suministra al cuerpo para reconstituirlo y fortificarlo surte doble efecto. Por otro lado, cuanto más crece la Luna, tanto más desfavorable puede ser el proceso de curación de heridas y operaciones.
La Luna llena se produce cuando ambos luminares: el Sol y la Luna están en grados opuestos del zodíaco y el Sol ilumina con sus rayos la cara visible de la Luna. En esas horas las heridas sangran más de lo normal, las hierbas medicinales recogidas ese día tienen mayor eficacia, aumenta el número de delitos, accidentes. Durante la Luna creciente y Luna llena hay más partos.
Con la Luna menguante existe mayor índice de éxitos en las operaciones; aquel que en estos días come más que de costumbre, no aumentará tan rápido de peso; los mecanismos de limpieza y desintoxicación del cuerpo serán mucho más beneficiosos.
Los antiguos astrólogos coincidían en decir que la Luna influía mucho en el hombre por ser el astro más cercano a la tierra y le otorgaban muchísima importancia.
