El Tarot, sus secretos y la leyenda de los Arcanos Mayores

Es un libro formado por imágenes y símbolos. Cada uno de ellos es portador de múltiples y complejos significados.

El Tarot más conocido, transformado y mutilado a través del tiempo, es el hoy llamado Tarot de Marsella. Si bien su origen se pierde en la noche de los tiempos, hay diversas historias que ilustran sus comienzos. Una de ellas cuenta que fue escondido por una antigua civilización en un juego porque se pensó que así pasaría desapercibido y lograría trasmitir, finalmente, su enseñanza.

El Tarot se basa en  78 cartas divididas en tres series:

-Cuarenta Arcanos menores numéricos sin figura, divididos a su vez en cuatro palos, a los que sería más correcto llamar “colores”: los Bastos, las Espadas,  las Copas y los Oros (Tréboles, Picas, Corazones y Diamantes).

-Una serie de 16 cartas llamadas Honores (quizás porque representan personajes de la aristocracia) o Triunfos, que son las  Figuras de la Corte (pajes o sotas, caballeros, reinas y reyes). Cada una de las series pertenece, a su vez, a un palo.

-Veintidós Arcanos Mayores. Veintiún de ellos con un nombre y un número y sólo uno de ellos sin número, el Loco, que vino a convertirse en comodín del juego de barajas.

Secreto revelado

Hoy vamos a conocer la leyenda que cuentan los Arcanos Mayores -las cartas de Tarot con significado más amplio- y cuyos detalles más mínimos tienen un sentido oculto.

Esta historia me fue transmitida por el que fuera mi maestro y cuenta lo siguiente: “Vagaba el ser humano por los dominios del Señor ignorante de su origen divino presionado por los distintos elementos que conforman el mundo material (el Loco). Pero, andando por la vida, se encuentra con una persona que le indica su origen divino, trayéndole conocimiento y haciéndole ver sus virtudes externas (el Mago). Conciente de este origen y de los poderes concretos que conforman este mundo (el placer, representado por la Sacerdotisa, la organización de las formas o de la materia representado por la Emperatriz, el poder por el Emperador y las falsas creencias por el Sumo Sacerdote),  debe tomar –una vez enfrentado y en lucha con estos elementos- una decisión correcta (el Enamorado) para liberar sus energías interiores a fin de obtener el ímpetu y hacer el esfuerzo que le permitirá conseguir el triunfo, los primeros triunfos de su ser interior (el Carro). Este triunfo se reflejará en una serenidad y un equilibrio (la Justicia) y, como consecuencia, podrá buscar las respuestas a los secretos que residen en su alma (el Eremita). Recién entonces podrá comenzar a transformar su vida y los ejes que la sustentan (la Rueda de la Fortuna), para lo cual necesitará un exceso de poder interior (la Fuerza). Si lo consigue, podrá cambiar sus valores materiales por espirituales (el Colgado) y así podrá trasmutarse, renacer y enfrentarse al cambio que comienza a ser definitivo (la Muerte). Luego de ese cambio llegará el equilibrio interior o la fuerza que lo nivela (la Templanza). De esta manera, podrá enfrentarse a las grandes tentaciones que residen en su interior (el Diablo) para destruir, entonces, los últimos aspectos impuros y materiales de su interior espiritual (la Torre de la Destrucción). Así tomará contacto con los mundos o planos celestiales simbolizados por la Estrella, la Luna y el Sol. En contacto con estos planos podrá, por pimera vez, afrontar el juicio divino interior y exterior (el Juicio) y se convertirá en Uno con el Universo (el Mundo)”.

Lectura en relación

La historia se va ir modificando en la medida en que vamos profundizando en su motivo arcano. Arcano es una palabra que deriva del latín: arcanum y su significado es: secreto muy reservado o misterio muy difícil de conocer.

Los Arcanos son llaves o claves que nos abrirán las puertas de la percepción. Una carta extraída aisladamente indica una posibilidad, pero no adquiere su significado total sino cuando vibra junto a las otras láminas y está en comunicación con lo que ha sido y con lo que habrá de ser. Así como una tonalidad en la paleta de un pintor no palpitará sino en relación con otros colores,  o una nota musical no alcanza a expresar nada por separado, así cada carta acabará por enmarcarse en una armonía hecha de tonos y ritmos en la “tirada”. Es en base a las escenas representadas por los arcanos, que el tarotista  es capaz de hilar una historia que tiene como protagonista al consultante.

Los arcanos son imágenes que la racionalidad de quien las lee vincula a un significado, y, como dice Alejandro Jodorowski, gran estudioso de este lenguaje simbólico: “la finalidad del Tarot no es adivinar el futuro sino ver el pasado del consultante para ayudarlo a solucionar problemas presentes”.

Patricia Kesselman

Enero 2012

Artículo publicado en «Entre mujeres de Clarín«

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